Las diferencias entre los lugares no civilizados y las
ciudades y pueblos esta clara. Pero los peligros pueden ser considerables en
ambos. En la selva o la sabana, para sobrevivir llevaríamos comida, armas y
medicamentos. Nuestros enemigos serian la propia naturaleza para la que no
estamos preparados.
Curiosamente para la vida en la civilización tampoco estamos
preparados. Nuestro peor enemigo ahora es la economía en distintas variantes. Por
poco que pensemos, al final todos los peligros que no están de nuestra mano
prevenir, son culpa de la economía.
Las enfermedades pueden curarse en mayor medida a más dinero
tengamos.
La calidad de vida también depende del dinero.
La educación también.
A poco que pensemos casi todo depende de la puñetera economía. Lo poco que no depende de ella son nuestras relaciones personales, nuestra felicidad (aunque se empeñen en que si), nuestro interés por aprender más, etc.
A poco que pensemos casi todo depende de la puñetera economía. Lo poco que no depende de ella son nuestras relaciones personales, nuestra felicidad (aunque se empeñen en que si), nuestro interés por aprender más, etc.
Ya me he enrollado mucho, voy al grano.
Vamos a crear nuestras armas para que nosotros como familia
podamos luchar en cierta medida contra ella.
Tres puntos.
-
Formación
-
Prevención
-
Prudencia
Nótese que no hablo de austeridad o ahorro.
Ya he dicho muchas veces que la formación es imprescindible
y la mejor inversión con diferencia, no se puede ni valorar. Aparte de la formación
académica que poseamos, esta toda la cultura general que podamos aprender.
Aparte de los pocos conocimientos sobre economía y leyes que deben ser
imprescindibles conocer. Yo con mis limitaciones me ocupo desde aquí a informar
mínimamente sobre economía familiar.
La prevención es esencial. Tenemos varias formas de prevenir
posibles males que nos pueden aparecer en la vida. Una forma son los seguros. Tenemos
de todas clases. Los típicos, los que nos obligan a contratar el banco al
comprar una vivienda. Aunque el de vida es opcional, pero obligado por el
banco, no es una mala idea tenerlo. No todos los seguros son iguales, y el de
las entidades no siempre son lo mejor. Consultar con una correduría de seguros
sobre las posibilidades de cambiar de seguros puede ser interesante para
mejorar condiciones.
Hay quien, en circunstancias económicas adversas, elimina
los seguros, incluso los obligatorios. Si las cosas nos van mal y tenemos una
desgracia, nos darán palos por todas partes. A la mínima que se pueda hay que
cumplir con los seguros obligatorios, y al ser posible tener alguno más opcional.
El último punto y más importante de todos. La prudencia a la
hora de tomar decisiones o la de llevar nuestra economía familiar. Siempre vale
más la pena pensar que las cosas irán en el futuro igual o peor (sin deprimirse),
que no pensar en esto y vivir en la ignorancia de lo que puede llegar. Aunque
esto lo hemos aprendido todos de golpe.
La prudencia la tenemos que aplicar a la hora de elegir
productos bancarios o cuando compramos súper ofertas. En fin, cuando
consumimos. Aunque esto también vale cuando cogemos el coche. La prudencia puede parecer aburrida, pero la
prefiero a las aventuras que puedo vivir dentro de una caja de cartón o en un
hospital.
Me dejo como apunte hablar en otra ocasión de los seguros.
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