Pobreza y consumo responsable.

Una noticia publicada ayer en varios medios de prensa escrita, son las palabras del responsable de Unilever. No sé porque le dieron tanto protagonismo, quizás porque dijo pobreza y Europa en la misma frase. Aunque en esencia lo que dijo fue una tontería. Claro no para él.

Es cierto que regresa la pobreza, pero no para todos. Solo para los que ya eran pobres o casi pobres, en realidad lo que ha pasado es que las diferencias sociales se han acentuado.

Lo que se leía resumido en la prensa, son las cuatro palabras de titulares que dio. Primero lo de la pobreza, y segundo que adaptaran la estrategia a las condiciones actuales del mercado europeo. Y la idea es tan simple como adaptar el precio al consumidor reduciendo la cantidad.

En concreto dice esto,  que copio de el diario Expansión: "Si un español únicamente gasta una media de 17 euros en cada compra, entonces no puedo venderle detergente por la mitad de su presupuesto" y esto otro. "En Indonesia, vendemos dosis individuales de champú a 2 ó 3 céntimos y aún así obtenemos un beneficio decente".

Leí la noticia en varios portales, y todos decían lo mismo con ligeras diferencias, se nota que se leen unos a otros…

Pero no encontré un análisis sobre lo que dice este señor. Esta mañana si lo encontré en opiniones del diario Expansión aunque algo escaso, tendré que seguir buscando.

Y es que lo que dice este señor no es gratuito.

Es la idea que están realizando muchas empresas en consumo de alimentos y limpieza. Reducir los embases y la cantidad.

Es lógico pensar que si no nos llega el sueldo para pagar aquello que nos duraría un mes, compremos algo que nos dure una semana, que es más económico y luego ya veremos si podemos comprarlo la siguiente.

Hay que retroceder unos años, 30 o 40, y ver que hacían nuestras madres. No se puede decir que el país era pobre, pero desde luego lo era más que ahora. Es curioso ver que se compraban menos cosas, más esenciales y en cantidades mayores. El detergente durase más de un mes (o varios meses, a esa edad no me fijaba en esas cosas), y no había uno para color, otro para ropa negra, otro con oxigeno, etc. Era el mismo para todo, y casi el 100% de las veces de marca conocida.

Cuando se compraba carne, se hacía a lo grande, cuando no se compraba el animal entero. Eso de las pechuguitas limpias en bandeja… No me quiero imaginar qué pensaría mi abuelo, seguro que soltaría algún improperio relacionado con la falta de habilidad domestica.

¿Y la carne picada? Se picaba en casa.

Y si retrocedemos un poco más en el tiempo, no mucho, nos encontramos con casas que hacían su propio jabón.

No es que pretenda decir que debemos a volver a esos tiempos, retrocediendo según retrocede nuestra economía. Lo que hay que hacer es avanzar y aprender del pasado. Lo de los embases pequeños ya está inventado. Realmente lleva tiempo haciéndose. En el súper tienes prácticamente mini dosis para todo. Claro, que este hombre pretende reducirlo más aun, bajando el precio aun más. Así lo único que conseguimos es aumentar el coste en embalaje, que no nos es útil, contamina y sale caro.

Una de los primeros consejos para ahorrar, siempre ha sido adaptar la compra a la cantidad necesaria en el mayor tiempo posible sin que el producto se deteriore. Vamos comprar embases lo más grande posible si esto reduce el precio. Y ahora que los supermercados ponen precio por unidad y por kilo/litro, comparar las diferencias. Aunque hay que tener cuidado que los supermercados son muy listos y a veces estos precios tienen curiosamente errores de redondeo sospechosos.

Creo que hay que volver a lo que hacían nuestras madres, en el sentido práctico y sostenible. Menos compra en bandejas y en embases pequeños. Sale más caro y enguarra el doble. Solo hay que fijarse en la cantidad de embases que desechamos al cabo de la semana.

Quien quiera ahorrar ya tiene por dónde empezar, mirando los embases que se desechan y ver si no era más económico uno más grande u otro tipo de producto que no lo generase.